viernes, 5 de julio de 2013

Un hasta pronto!

Bueno, después de tanto tiempo, por fin me he decidido a escribir la última entrada de este blog “Memorias de Ghana” (al menos por el momento). La verdad es que los últimos días que pasé en Ghana estuve muy liada acabando proyectos y apurando al máximo los minutos que me quedaban en este acogedor país y cuando volví a Europa, supongo que no me atrevía o no quería cerrar esta etapa de mi vida en la que he aprendido tanto. Pero bueno, ya va siendo hora y no se deben dejar las cosas sin terminar, así que aquí va “the closure”.

Los últimos días fueron la típica mezcla de sentimientos, por un lado tenía muchas ganas de ver a mi familia y amigos (y de comer queso y chocolate también) pero por otro lado, no quería irme y dejar todo aquello que había vivido durante esos meses y que me había cambiado tanto, sin saberlo yo todavía. También intenté aprovechar el máximo tiempo posible con mi familia de acogida y con la gente que allí había conocido, así como para dejar más o menos cerrados los proyectos que había iniciado en AFAWI.

Esta experiencia me ha servido para descubrir varias cosas:

  1. Los proyectos que las organizaciones e instituciones en países “desarrollados” piensan y plantean para aplicar en países “en desarrollo” no saldrán bien si no se tiene en cuenta la mentalidad y la cultura del país en que vaya a implementarse ya que te vas a encontrar con mil contratiempos a la hora de llevarlos a cabo. Yo creo que deberían ser ellos siempre los que propongan proyectos reales, acordes a sus necesidades y buscar financiación para los mismos en otros países, siempre siendo responsables y coherentes con los gastos y destino de los fondos. También hay que tener en cuenta la diferencia de ritmo de trabajo que tienen allí. Supongo que tienen otras prioridades y le dan mucha importancia a disfrutar de una conversación o de la compañía de otra gente, incluso en las relaciones profesionales, algo que en muchos países “desarrollados” se infravalora y ha quedado en el olvido.
  2. Creo que mientras menos tiene una persona, menos necesita y mientras menos tiene la sociedad, más solidaridad y empatía hay entre los miembros de la misma. Algo más sobre lo que reflexionar y aprender.
  3. Esta experiencia en la que he vivido situaciones, no extremas, pero sí más al límite de lo normal para mí, me ha hecho entender que los límites tiene que ponérselos cada uno y que somos más fuertes y podemos soportar más de lo que creemos.
  4. Tenemos mucho, muchísimo que aprender de estos países mal llamados “en desarrollo” y de nuestro pasado en el que alguna vez le dimos importancia a las cosas que realmente la merecen y no a todo lo material que al fin y al cabo apenas nos aporta nada como personas. También tienen mucho que enseñarnos, dentro de la crisis climática y de recursos en la que vivimos, estas culturas del reutilizar, reusar y reparar en lugar del tirar, desechar y renovar al que estamos acostumbrados en estas sociedades de consumo que, al fin y al cabo, lo único que están consumiendo es a nosotros mismos.

No podría explicar aquí todas las cosas que me ha hecho plantearme esta experiencia y cuánto he aprendido y tengo que aprender, espero, de otras culturas y países. Estoy deseando volver, si no a Ghana, a otros países africanos en lo que pueda hacerme más humana no sólo aprendiendo de sus palabras y sabiduría, sino también de sus gestos, bailes, sonrisas y cariño.

Os dejo aquí algunas fotillos de los últimos días, de esta gente y paisajes maravillosos que espero poder visitar de nuevo en algún futuro no muy lejano. 

 Vista del mar con barca de pescadores de fondo
Playa de Kokrobite
Niños que iban vendiendo fruta para ganar algo de dinero. Eran hermanos y el más mayor cuidaba y protegía al pequeño siempre. No estoy muy segura de si tenían padres o no, porque siempre se les veía solos
Niñas de la zona
Niñas poniendo caras para la foto!
        
 Y bueno, por ahora nada más. Espero poder reabrir el blog pronto porque haya vuelto! Muchas gracias por leerme estos meses! Un beso enorme!!

lunes, 25 de marzo de 2013

Cape Coast

Este fin de semana he estado en la zona Cape Coast - era una de las últimas oportunidades que iba a tener de visitar esta zona que tiene una gran carga histórica.

El sábado cuando llegué fui a dejar las cosas en el hotel, un hotelito muy tranquilo. Quería visitar Kakum National Park, un parque nacional que es bosque tropical/jungla. Mientras negociaba con el taxista cuánto me iba a cobrar por llevarme y traerme de vuelta (el parque está a 40 kilómetros de Cape Coast, más o menos), el recepcionista del hotel me dijo que había otros dos huéspedes que querían visitarlo también y que podíamos compartir el taxi, si me parecía bien. Me pareció estupendo, ya que el precio del taxista era más de lo que yo tenía pensado pagar, así que me senté con ellos mientras desayunaban. Me contaron que eran de Pakistán pero vivían en Liberia ahora porque ambos trabajaban para la ONU y los habían mandado allí de momento. Resultaron ser muy amables y cuando acabaron de desayunar, salimos para el parque.

Cuando íbamos de camino, nos paró un policía y el taxista metió automáticamente 1 cedi (0,40 céntimos de euro) dentro de su permiso de conducir. El policía no tardó ni dos segundos en revisarlo, simplemente cogió el dinero y le dijo que siguiera. Así de flagrante es la corrupción aquí (no es que esté presumiendo como española, claro) pero nos explicó el hombre que era mejor darles algo de dinero porque si no, iban a empezar a revisar exhaustivamente permisos, coche etc y eso era peor. Observando el taxi después del incidente, pensé que sí, que si el policía revisaba el estado del coche, seguramente encontraría un par de “cosillas”: cables sueltos saliendo de cualquier sitio, luna rota, marcador de velocidad averiado…

Cuando llegamos al parque, nos unimos a un grupo más grande y estuvimos caminando por la jungla, aunque nos explicaron que debido al calor y al ruido que hacían los visitantes, era muy poco probable ver a algún animal, aunque nos dijeron que había más de 40 especies de mamíferos grandes y más de 250 especies de pájaros. Algún pájaro vimos y mariposas muy bonitas también, pero de mamíferos, nada de nada. Cuando llevábamos un rato caminando, llegamos a la principal atracción del parque, unos puentes colgantes que están construidos a 40 metros del suelo y que tienen una longitud de 330 metros. Estuvo muy chula la experiencia. 

Vistas de la jungla desde uno de los puentes
Uno de los puentes colgantes
Ataduras del puente a uno de los árboles
En uno de los puentes colgantes
Con los paquistaníes, a la salida del parque
De vuelta a Cape Coast vimos una boa negra enorme enroscada en la carretera y con la cabeza levantada. ¡El taxista nos dijo que ésa era de las más venenosas!

Ayer visité Elmina, un pueblo pesquero cercano a Cape Coast. Elmina tiene un castillo tristemente famoso, ya que su principal actividad era el comercio de esclavos. Es la primera construcción europea que se conoce en los trópicos. Lo construyeron los portugueses en 1482, que le dieron el nombre de A Mina (La Mina) a la ciudad, debido a sus grandes reservas de oro, lo que derivó más tarde en su nombre actual. Más tarde, en 1637, la ciudad fue conquistada por los holandeses y fue cuando conoció su mayor esplendor económico, debido al comercio del oro, pero principalmente, al lucrativo comercio de esclavos. De hecho, para el año 1700, la prosperidad económica de Elmina estaba tan ligada al comercio de esclavos que, cuando éste fue abolido, el esplendor de Elmina empezó a disminuir. En el año 1872, Elmina pasó a ser de los británicos y así continuó hasta que Ghana alcanzó la independencia en 1957.

El castillo de Elmina

Cuando llegué al castillo me pasaron a un pequeño museo sobre la historia de Elmina y luego hice un tour por el castillo con un guía que va explicando todo un poco. Fue horrible.

Esposas e instrumentos para encadenar a los esclavos, así como el marcador que se ponía al fuego para luego estampar las iniciales del propietario en la piel de los esclavos
Primero pasamos a los barracones donde se encerraban a las esclavas. Eran habitaciones sin ninguna ventilación en las que se hacinaba a las mujeres, sin baño, desagüe ni nada. Luego, cuando al gobernador le apetecía, las hacía sacar a todas a la placita de la foto para elegir a aquella con la que le gustaría divertirse ese día. De los dos depósitos de agua que se pueden ver en el suelo, el de la derecha lo hicieron los portugueses, pero como los holandeses no se fiaban y pensaban que habían envenenado el agua, hicieron otro nuevo (el de la izquierda).  Las esclavas llevaban tiempo sin ducharse y en malas condiciones higiénicas, por lo que antes de llevarlas al gobernador, las duchaban, usando el agua que creían envenenada por los portugueses. El guía explicó cómo, cuando llegaron los holandeses, el gobernador cantaba una cancioncilla para elegir a la esclava que lo acompañaría ese día. Había una familia de holandeses en el grupo y se pusieron a cantar la canción sonriendo, como diciendo, “sí, la conocemos”. Fue grotesco.

Plaza bajo el balcón del gobernador, al que éste se asomaba para elegir

También contó que si se quedaban embarazadas, le quitaban al hijo cuando nacía y era criado en el entorno del gobernador, de forma que se sentía superior al resto de esclavos y e incluso muchas veces se convertía en traficante de esclavos él mismo.

La bala de cañón que hay al fondo del patio pesa 25 kilos. Les decían a las esclavas que las perdonarían si eran capaces de levantarla, algo que, estando desnutridas y en las condiciones que estaban, eran incapaces de hacer. Como castigo por no poder levantarla, les cortaban una oreja.

Luego nos llevaron a las instalaciones de los esclavos, similares. En esa zona, tenían dos prisiones contiguas para soldados y esclavos. El guía nos dijo que pasásemos y nos encerró en cada una de ellas, avisándonos previamente claro. La diferencia era enorme. Mientras que la de los soldados estaba perfectamente ventilada, la reja de la puerta dejaba pasar la luz sin problema y no solían meter a muchos presos al mismo tiempo, la de los esclavos era una habitación de, a lo sumo, 6 metros cuadrados sin ninguna ventana y simplemente con un agujero pequeño en la puerta. El guía nos dijo que llegaban a meter hasta 30 hombres adultos en esa pequeña habitación. Muchos morían asfixiados después de un tiempo y el resto tenían que ver cómo iban muriendo todos poco a poco. De hecho, encima de la puerta está pintado el símbolo de la muerte, por si quedaba alguna duda.

Celda de los esclavos. La ventana que hay a la derecha pertenecía a la celda de los soldados



También pasamos por un pasadizo estrecho con una puerta estrecha al final que daba al mar (al parecer antes la marea era más alta). Se llamaba el punto de no retorno y era donde los esclavos eran conducidos a los barcos que los llevarían al Caribe y otras zonas para ser explotados.

Punto de no retorno para los esclavos
En 1998 se hizo un acto simbólico, en el que algunas personas de origen africano volvieron desde América para romper con esa regla del “no retorno” y como una invitación a todos los africanos que se encuentren fuera de África de volver a su tierra.

"Puerta" por la que salían los esclavos a los botes que los esperaban fuera para llevarlos al destino que se les hubiera asignado
En esta placa se puede leer (más o menos): “En eterna memoria de la angustia de nuestros ancestros. Que los que murieron, descansen en paz. Que los que volvieron encuentren sus raíces. Que la humanidad no vuelva a perpetrar semejante injusticia contra la humanidad. Nosotros, que vivimos, prometemos cumplir esto”. El guía nos contó que los líderes de la zona la colocaron en el castillo en 1992 a modo de disculpa por haber participado también ellos en el comercio de esclavos, con su consentimiento tácito o activamente.


Vista del pueblo de Elmina desde el castillo, con un cañón en primer plano
Y bueno, en Cape Coast hay otro castillo de similares características, pero la verdad es que no me apetecía escuchar más atrocidades, así que sólo lo he visto por fuera. 

Castillo de Cape Coast
Cañones oxidados en la playa de Cape Coast, cerca del castillo
Me preguntaba ayer, más todavía, cómo la gente de aquí se digna a dirigirnos la palabra a los blancos. Va más lejos; ¿sabéis lo que dijo el guía cuando acabo el tour? Dijo algo como “No es cuestión de culpar a negros o blancos, yo sólo espero que la humanidad aprenda de sus errores y no vuelvan a repetirse estos abusos, ni a blancos ni a negros y que todos aprendamos a caminar juntos de la mano para construir un mundo mejor”. Pues eso mismo, aunque viniendo de él, tiene mucho más valor.

lunes, 18 de marzo de 2013

Mi familia de acogida


Mi familia de acogida vive con en un grupito de casas alrededor de una pequeña explanada de tierra en la que lavan la ropa, la tienden, bañan a los niños, celebran los cumpleaños, se pasean las cabras y las gallinas… ¡una pequeña explanada con mucha vida!

Aquí vive casi toda la familia de Albert (el padre). En Ghana es muy frecuente que cuando las mujeres se casan, se van a vivir con la familia del marido, así que cuando Alice (la madre) se casó, se vino a vivir aquí, a este grupito de casas en las que vive casi toda la familia cercana de Albert.

Alice y Albert
  

La casita en la que me quedo es del padre de Albert, que ahora se queda con una de sus hijas, hasta que yo me vaya, que volverá a su casa, ¡seguro que tiene ganas de que me vaya ya! Es gracioso el hombre, que está muy mayor ya y apenas ve, pero lo ves todas las mañanas con su machete pelando boniatos, partiendo cocos… ¡A mí me da un miedo verlo con ese cuchillo tan grande! Otra cosa buena de aquí es que se respeta mucho a los mayores, la gente les pide consejo y son muy importantes en las familias.

Bueno, pues ésta es “mi casa”:

Ésta es mi cama
La ducha (de la que lleva sin salir agua 1 mes)
El retrete
    
Cuando vine, les traje a las niñas un puzzle con un mapamundi que está impreso a dos caras y viene con dibujitos de las cosas típicas de cada país y este fin de semana lo hemos hecho juntas.

¡El puzzle acabado!

Cuando hicimos la parte de España les dije que de ahí venía yo, y como salía una chica bailando flamenco (cómo no) me dijeron “¡Ah, así que ésta eres tú!”.

Las niñas señalando España, la tierra del flamenco. 
Las tres haciendo el tonto. Les encantan las fotos, y el otro día les dejé la cámara para que hicieran alguna ellas, ¡les hizo una ilusión!
Con la más pequeña, que al principio se hacía la dura y ni me hablaba, pero ahora no para de venir a buscarme para que juegue con ella
   
La verdad es que las voy a echar mucho de menos cuando me vaya... 

jueves, 14 de marzo de 2013

La independencia de Ghana



El miércoles pasado fue el día de la independencia de Ghana, que alcanzó el 6 de marzo de 1957, tras más de ochenta años de dominio británico. Los ghaneses están muy orgullosos de ser el primer país en ganar la independencia en el África Subsahariana.

Ghana era conocida como la Costa del Oro, por su riqueza mineral y también se especializó en el comercio de cacao y en otro menos ético: el comercio de esclavos hasta que éste fue abolido.

Por cierto, el otro día fuimos a un colegio (todavía estaba Charlie aquí) y hablando con algunos profesores nos preguntaron que de dónde éramos. Yo dije que de España y Charlie dijo que de Reino Unido y uno de los profesores dijo: “Ah, sí, vosotros fuisteis los que vinisteis a colonizarnos hace algunos años, ahora deberíamos hacer los mismo nosotros” y otra profesora añadió riéndose: “¡Eso, eso, que traigan las cadenas!”, a lo que el primer profesor contestó: “No, que ahora a eso lo llamarían una violación de los derechos humanos” y todos se reían. Charlie contestó sonriendo que ella personalmente no había sido y que ella amaba África, lo que el profesor contestó, esta vez serio: “Tú ama a Reino Unido que para amar a África, ya estamos los africanos”. No se lo recrimino de ninguna forma. Incluso, muchas veces me pregunto cómo, con las barbaridades que los que hoy se hacen llamar “países desarrollados” hicieron en África, la gente de aquí nos dirige la palabra a los blancos.

La bandera ghanesa tiene tres colores: rojo, amarillo y verde. El rojo simboliza la sangre que fue derramada en la lucha por la independencia, el amarillo, la riqueza mineral del país, y el verde, su riqueza vegetal. La estrella negra simboliza la libertad africana.

Bandera de Ghana ondeando en un colegio


Para celebrar el día de la independencia, fuimos Charlie y yo con nuestra familia de acogida a la playa. Las niñas era la primera vez que se bañaban en el mar, era para verlas, la ilusión que tenían cuando venían las olas y les mojaban los pies.

Las gemelas mirando el mar y asustadas por las olas
Poco a poco, le fueron perdiendo el miedo
La niña pequeña sólo se atrevía a acercarse al agua si la llevábamos nosotras en brazos
    
Las gemelas, y luego la madre, también por primera vez, se montaron en un caballo, que iba guiado por un chico, para dar un paseo por la playa.

Las gemelas dando el paseo
La madre, hecha toda una amazona
  
Ahora me he quedado yo sola de voluntaria en la ONG, pero está bien, porque ando muy liada con todos los proyectos así que el tiempo pasa más rápido.

Con los niños que han sido escolarizados gracias a la ONG. Las camisetas despintadas (que sólo usé para la foto jaja) las habíamos hecho para enseñar a un grupo de mujeres a hacerlas ellas mismas, ya que, debido a la gran comunidad rasta-hippie que hay en Ghana, se venden bastante bien
Clases extra-escolares con los niños después del cole
 Un besillo!

viernes, 8 de marzo de 2013

¡Cuántas cosas en la cabeza!


Llevo tiempo sin escribir pero es que llevamos unas semanas que hay cortes frecuentes de luz y a veces cuando tengo tiempo, no hay luz, o cuando hay luz, no estoy en la casa o falla Internet.

Una de las cosas que más me sorprendió cuando llegué, y que me sigue sorprendiendo día a día es la cantidad de cosas que puede transportar la gente aquí sobre sus cabezas, desde alimentos hasta bombonas de butano, todo lo llevan así. No sólo los vendedores, sino que es muy común que, cualquier persona, lleve de esa forma las cosas de camino a casa o a donde sea; en lugar de llevarlo en la mano, lo llevan así.

Mujer llevando bombona en la cabeza
Hombre transportando bombona y mujer llevando a su hijo en la espalda y protegiéndose del sol con un paraguas
  
Por cierto, el otro día vi un puesto en la calle en el que un hombre se dedicaba a pintar las bombonas de butano con una brocha para que parecieran más nuevas. ¡Qué curioso me pareció!

Son capaces de llevar una cantidad increíble de peso. Una vez me contó un chico que estaba en la playa y habían sacado las redes del mar y, entre las capturas, había un delfín, aquí nadie controla el tema de lo que se puede pescar y lo que no así que, aunque esté prohibido, ellos siguen pescando y vendiendo todo lo que pillan en las redes, ya sean delfines, tiburones o tortugas marinas en peligro de extinción. Bueno, el caso, es que cuando los hombres sacan las redes, las mujeres están allí para llevarse el pescado y venderlo. Pues bien, una de ellas cogió el delfín (de un tamaño considerable), se lo puso en lo alto de la cabeza y se fue por ahí a venderlo.

Es muy frecuente ver a vendedores y vendedoras de comida por la calle que llevan sus productos en la cabeza.

Mujer vendiendo plátanos
Hombre vendiendo cocos
Mujeres vendiendo manzanas y "gofres", una especie de bollos dulces que tienen un sabor parecido a los donuts
Mujer vendiendo "tilapia", un tipo de pescado de agua dulce que se vende mucho por aquí
Niño vendiendo boniatos
Mujer vendiendo mangos, buenísimos por cierto. ¿Cuánto pesaría la fuente esa?
No sólo transportan comida, sino cualquier cosa que se pueda imaginar. Una vez vi a una mujer vendiendo platos. 

Niño vendiendo las "escobas" que se usan aquí, hechas con barillas atadas con una cuerda. Yo tengo una de ésas para barrer la casa
Hombre vendiendo pañuelos para secar el sudor. Aquí casi todo el mundo tiene uno, lo usan tanto para secar el sudor como para abanicarse con ellos, moviéndolos en círculos
No sé lo que llevaba la mujer, pero tenía pinta de pesar bastante
Niño transportando troncos de madera. La madera se usa mucho, tanto para hacer carbón con ella (que luego venden en fuentes que llevan en sus cabezas) como para hacer artesanía, muebles, instrumentos de cocina...
Mujer a la izquierda llevando sus productos para vender y mujeres a la derecha, llevando a un bebé
Estoy contenta porque mi jefe le ha dado el visto bueno al proyecto de medio ambiente que quería empezar. Ahora, lo que más cuesta es el principio, que no hay nada hecho, pero a partir de esta semana me pondré en serio a ver si me da tiempo de dejarlo planteado antes de irme.

Seguimos sin agua; ya van casi tres semanas, ¡cuando me duche con una ducha y no con un cubo no me lo voy a creer!

Mujer llenando un barreño de agua para usarlo en casa

Ayer por la noche se fue Charlie, que me dio mucha penilla, pero bueno, el tiempo que queda pasa volando!

¡Un beso!