jueves, 7 de febrero de 2013

Uno de los países más desarrollados de África.


Cuando empecé a escribir el blog, mencioné que Ghana es uno de los países más desarrollados de África y que, si eso era verdad, no quería imaginar cómo serían el resto. Pero lo cierto es, que una vez que superas el choque inicial de falta de infraestructuras, suciedad, y puestos vendiéndote de todo en toda la ciudad, puedes observar bastante de lo que nosotros llamamos desarrollo en el país, sobre todo en las zonas urbanas. Tiene varias grandes carreteras, casi autovías, hay coches, la gente tiene teléfono móvil, y sobre todo, sobre todo, la gente no pasa hambre. Es cierto que hay pobreza, especialmente en zonas más rurales. A veces ves a niños, incluso a adultos, desnudos, descalzos, sucios; la mayoría de gente no tiene casas muy lujosas ni locales para sus negocios, pero la gente en Ghana (por lo que he podido ver hasta ahora) no pasa hambre, un gran indicador de desarrollo, sobre todo en África. 

Llama la atención que en Ghana conviven lo tradicional y lo moderno y así, puedes ver mujeres con vestidos africanos hablando con su Smartphone y gasolineras modernas al lado de antiguos surtidores.

Dos gasolineras muy diferentes y a cinco minutos la una de la otra


También he notado que la gente es mucho más solidaria y tiene la humanidad que se ha perdido en muchos países de Occidente. Lo veo mucho en el transporte público. Por ejemplo, si en España te subes al autobús y hay dos filas con gente y una sin gente, tú te sientas en la que está vacía para estar solo. Aquí no. Aquí pueden ir todos apretados y el resto del trotro vacío, que se sientan juntos y conversan entre ellos, comentan los frenazos, la radio… Del mismo modo, cuando se sube gente que lleva barreños con los productos que vende, el chico que hay dentro del trotro y que se encarga de cobrar la tarifa, les ayuda a bajarse y a subirse, sosteniendo el bulto hasta que se baja el comerciante. O cuando las madres van con sus niños, el mismo chico "cobra-billetes" se encarga de coger al niño y sostenerlo hasta que la madre se baja del trotro. Hay mucho más contacto humano aquí.
Mujer transportando huevos en la cabeza y puestos de teléfonos móviles a los lados
Señor vendiendo vitrocerámicas en la calle mientras consulta su móvil

Ghana también es un país que ama la libertad, la justicia y la paz. A parte de los letreros que puedes ver por la calle, en las tiendas, taxis, colegios... ellos mismos lo afirman orgullosos y te lo demuestran cada día. El otro día cuando iba en trotro pregunté al que había al lado mía que cuánto era hasta no sé dónde. Él me respondió una cantidad y luego el chico del trotro se equivocó al darme la vuelta. El que estaba sentado al lado mío le dijo “oye, oye, que le has dado de menos, te has equivocado”, para que me diera la vuelta correcta. También los nombres de la gente demuestran esa pasión por los valores que debería representar la democracia (aunque no siempre pase así, como estamos teniendo ocasión de comprobar últimamente a diario): Libertad, Sabiduría, Justicia, Paz… son algunos de los nombres más comunes aquí (en su versión inglesa, claro). Otro ejemplo de ese espíritu solidario, lo he vivido hoy mismo. Llevamos dos días sin agua, duchándonos con cubos, y hoy por la mañana le he preguntado a nuestra madre de acogida que si tenía idea de cuándo iba a volver. Me ha dicho que volvería, pero que de todos modos, hay mucha gente que no tiene agua corriente ningún día a la semana. Me he sentido fatal.

Mujeres vendiendo cocos y bolsos, conversando
Como anécdota que me llamó la atención, diré que el otro día vi a un hombre que quería comprarse unos pantalones. Como aquí hay muy pocas tiendas en locales, la mayoría son puestos en la calle, la gente no puede probarse la ropa, y luego, ¡cómo para decirle que te devuelvan el dinero! Así que el hombre rodeó su cuello con la cintura del pantalón para comprobar que era su talla. No sé si será algo parecido a cuando rodeas con el calcetín tu puño para ver si es tu talla. Me pareció curioso.

Calle cualquiera en Accra, siempre un bullicio
Mujer vendiendo fruta y verdura en la calle

Y retomando el tema de “esto es África” del otro día, hoy me he encontrado una cucaracha en la comida. No sé si encontrarla, verla y saber que llevo comiendo en ese sitio casi a diario desde que llegué ha sido peor que si me la hubiese comido y hubiese permanecido en la ignorancia. La cocinera me ha mirado con cara de “qué tiquismiquis” y me ha dicho que lo sentía, que no la había visto. Y me ha cobrado el almuerzo. 


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